Sodoma Y Gomorra, fueran grandes ciudades que en un tiemplo florecieron, pero que sus maldades alcanzaron hasta Dios y El las destruyo.
Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor Nuestro.
Si Dios no castigara a esta generación perversa y adulterina, estaría obligado a levantar a Sodoma y a Gomorra.
Si en ese tiempo el pecado era tan terrible, esta época no es la excepción, es tal la inmundicia, la corrupción, el pecado, la lascivia, que Dios no lo pasará por alto y lo único que debemos hacer es permanecer bajo Su Sangre, para cuando pase el ángel de la muerte nosotros estemos en Cristo,
Nuestro refugio.
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